La
astucia del erizo
Cuento típico de Marruecos
El
erizo se enrolla y eriza sus púas cuando algún peligro acecha, pero sabe
también ser muy astuto cuando se trata de salir de un lío.
Un felá
(Campesino) había cebado un cordero durante varios meses. Al llegar la fiesta
de la Aid el Kebir* lo degolló. El animal estaba tan gordo que el felá y su
familia no pudieron comérselo todo. Trincharon, salaron y secaron al sol el resto,
y después lo colocaron en una gran vasija.
Un día, al ir a buscar un poco de
carne, la mujer del felá vio que algunos trozos comenzaban a cubrirse de moho.
Decidió pues sacar la vasija al sol para que la carne se secara y desapareciera
el moho, y siguió ocupándose de las tareas domésticas.
Un chacal y un erizo que pasaban
por allí husmearon la carne.
—He aquí la ocasión de comer bien
—dijo el chacal.
Apoyó las dos patas delanteras en
el borde de la vasija, metió la cabeza dentro y devoró varios trozos de carne.
—¿Está buena? —preguntó el erizo.
—Está buenísima y me encanta,
aunque esté un poco salada.
—Me gustaría probarla.
—¡Acércate y come!
—Soy demasiado pequeño para poder
alcanzar la carne.
Entonces el chacal, ya saciado,
cogió a su compadre por una pata y lo metió dentro de la vasija. El erizo pudo
entonces comer él también a gusto. Cuando hubo acabado, llamó al chacal.
—Ya he terminado —le dijo—.
Ayúdame a salir de aquí.
—¡Eso sí que no! Tú me has hecho
malas jugadas y ha llegado el momento de vengarme.
Te quedarás en la vasija y peor
para ti si la carne de erizo es muy apreciada por los felás.
—Ya que estoy condenado a una
muerte segura, te voy a hablar de un gran tesoro a condición de que te
comprometas a compartirlo con mi hijo.
—¡Sí, con tu hijo, lo juro!
—exclamó el chacal.
—Acércate —agregó el erizo en voz
baja—,voy a indicarte dónde está enterrado.
El chacal metió la cabeza en la
vasija.
Inmediatamente el erizo le clavó
los dientes en la oreja, sin soltarlo. A causa del dolor, el chacal retrocedió
brutalmente, liberando así a su compadre.
Gracias a su astucia, el erizo se
salvó. Se alejó del lugar sin despedirse del chacal y juró no verlo nunca más.
El felá y su mujer no supieron
nunca quién se había comido la carne de la vasija.
Aid
el Kebir: fiesta durante la cual los musulmanes degüellan
un cordero para recordar el sacrificio de Abraham.